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Si escribiese como Coelho,

O si pensase como Neruda,

Caería en llanto ante ti,

Ante tanta belleza, que

Sin tal lúgubre luz, ilumina,

Hasta el más triste de mis pesares.

Ahora que luz se ha ido,

Y contemplo las estrellas como un mirlo,

Profundas siento las heridas,

Que acallan mis lágrimas, y lastiman.

Ahora que el viento sopla, fuerte y frío,

Extraño tu cálida voz, tus suaves caricias,

Y caigo helado hacia el suelo,

Extrañando tus incómodos silencios,

Recordando tu alegre sonrisa.

Noches en vela,

Me han hecho palpitar,

Sueños enteros, me hicieron temblar,

En busca de aquel amor,

Que siento impredecible,

En busca de una ilusión,

A costa de este adiós.

Este adiós, que supuesto fue,

Y que sin palabras se dio,

Otorgado por la pena, y el dolor,

El augurio y la desilusión,

Que rompió aquella barrera,

Que el tiempo impone en los días,

Y con su angustia mataba,

Sueños vivos en la espera,

Palabras de consuelo, de perdón,

O tan solo un adiós,

Aquellas noches solo querían,

Una palabra,

Que dignen a cerrar una historia,

Que dejen contemplar,

Una parodia,

Y cierren por fin,

El dolor de mi razón,

En el que retumba todo el tiempo,

Tu tierna voz de cristal…